Editorial

Autor: Zambrano González Mario

Fragmento

Este año celebramos en México el bicentenario de la independencia. Esta ocasión nos lleva a rememorar la guerra que hace doscientos años comenzó pero sobre todo los motivos que la originaron. Desde el siglo XVII los reyes europeos, tras la paz de Westfalia inician la carrera por la supremacía en el continente tanto en lo artístico como en lo filosófico, con una intención absolutamente pecuniaria que les afianzara en el poder. El racionalismo que adoptan los monarcas se convierte en la ilustración del siglo XVIII, “el siglo de las luces” que paradójicamente se volverá en su contra, pues la razón encuentra dificultades en comprender el origen divino de la potestad de los reyes y mucho más difícil entender la injusta distribución de la riqueza. Los avances intelectuales no habían redundado en el bien común. España no es la excepción y sus monarcas Fernando VI primero y su hermano Carlos III después llevan a cabo las “Reformas Borbónicas” que se extienden hasta la Nueva España. La expulsión de los Jesuitas por sediciosos y las imposiciones a criollos y castas cada vez más lacerantes avivan la flama del descontento que culmina en el movimiento de 1810. Ya antes, en 1776, la corona inglesa había perdido sus colonias en América y en 1778, la corona francesa había perdido hasta la cabeza de su rey en la guillotina como consecuencia del “despotismo ilustrado”. La medicina en la Nueva España iba un par de pasos atrás de la europea, por razón de distancias. Aun así, la Real y ya no Pontificia Universidad de México impartía las cátedras de medicina en sus aulas, y entre 1772 y 1773 se publicó la primera publicación médica en el continente: “El Mercurio Volante” que editaba el Dr. Bartolache, 25 años antes que en la Unión Americana tuvieran la propia. Los hospitales eran atendidos por órdenes religiosas. A finales del siglo XVIII una epidemia de viruela saturó los nosocomios como los hospitales de San Hipólito y de San Andrés, los más grandes a la sazón con las limitaciones propias de la época. La expedición del Dr. Balmis, ordenada por Carlos III inició la vacunación universal contra esta enfermedad, al menos en el Imperio Español, hasta las Filipinas, de modo que la medicina trascendía aulas y establecimientos hospitalarios. Pero el médico siempre fue pieza clave. Baste como ejemplo recordar que entre los primeros presidentes de México hay dos médicos: Anastasio Bustamante (de memoria más bien gris) y Valentín Gómez Farías, quien formalizó la estatización de la educación superior suprimiendo la Real Universidad de México e inaugurando el Establecimiento de Ciencias Médicas, donde se prepararan con mayor calidad científica los Médicos, con su primer director, el Dr. Liceaga y que sería el antecedente de la Facultad de Medicina.

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2011-04-19   |   869 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 24 Núm.1. Enero-Junio 2010 Pags. Rev. Esc. Med. Dr. J. Sierra 2010; 24(1)